El estrés puede limitar o incluso detener el crecimiento del cabello. ¿Sabes por qué? Porque cambia la bioquímica de tu organismo afectando de forma directa tu salud; podrías experimentar desde insomnio, hasta problemas cardiovasculares. ¿No te parece extremo? ¡Es tiempo de que te tomes una pausa si por alguna u otra razón, no lo puedes controlar!
El estrés crónico puede propiciar la caída del cabello
La respuesta es un rotundo ¡sí! y si el grado de estrés es lo suficientemente grave como para debilitar la salud en general, puede provocar al menos otras dos formas de pérdida de cabello:
- Efluvio telógeno: ocurre cuando el estrés hace que los folículos pilosos entren en una fase de reposo, lo que disminuye el crecimiento del cabello y puede causar parches de calvicie.
- Alopecia areata: se presenta cuando el cuerpo comienza a atacar sus propios folículos pilosos. Las condiciones autoinmunitarias a veces desencadenan este problemático síntoma, pero la alopecia areata también se ha relacionado con el estrés extremo. Con la alopecia areata, puedes experimentar otros síntomas de salud, como dolor crónico generalizado.
Tu cabello no es inmune al estrés
El estrés prolongado desencadena el debilitamiento del cabello provocando su caída debido al aumento de la hormona adrenocorticotrópica (ACTH), no en todos los casos ocurre una alteración hormonal, pero podría propiciarse; por ello, estar sometido a un elevado nivel tensional puede hacer que el cabello se vuelva más frágil, se rompa y se caiga.